Es una finca de olivar cuyo origen se remonta a la época medieval. Actualmente se encuentra perfectamente rehabilitada para celebrar bodas y eventos de todo tipo, pero conserva su solera y encanto más tradicionales. Llegar hasta allí es empaparse a fondo del espíritu sevillano más puro.
El convite se puede celebrar en alguna de las zonas exteriores o en el salón, ubicado en el que fuera el molino de la finca original, muy amplio, luminoso y con capacidad para 500 comensales. La zona exterior cuenta con un total de 1.500 metros cuadrados construidos y más de 2.000 metros cuadrados dedicados a jardines y patios con capacidad para más de 600 personas.