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Turismo de Alcalá de Guadaíra

El Bronce Final y la Edad del Hierro

ss. X - III a.n.e.

Durante el Bronce Final (ss. X-VIII a.n.e.) se activa de nuevo la ocupación agrícola, tanto en la zona de Los Alcores como en la campiña del Guadaíra y Guadairilla. Se mantiene también la presencia conjunta de pequeños poblados agroganaderos junto con poblados de mayor tamaño, generalmente situados en zonas elevadas. El ejemplo más conocido sigue siendo la Mesa de Gandul, aunque los yacimientos del Bronce Final se distribuyen por buena parte del territorio: Universidad Pablo de Olavide, Torre Abad, Torre de la Membrilla, Cerro Blanco...

Junto con la economía agrícola se activan también los intercambios comerciales, facilitados por la red de caminos relacionados con la trashumancia ganadera. El comercio pondrá en contacto esta zona interior de Los Alcores y la Campiña con la costa atlántica y mediterránea, en el momento (hacia el s. VIII a.n.e.) en que comienza la presencia fenicia en el sur de la Península Ibérica.

¿Cómo sería la sociedad en este momento? Entre los siglos X-VIII a.n.e. nos encontramos en la zona de Los Alcores y la Campiña grupos "indígenas" organizados en poblados agrícolas, que siguen las pautas anteriores de asentamiento: lugares elevados, acceso a los cursos de agua y los caminos, así como a las zonas de cultivo. Los caminos permitirían el comercio, el intercambio de tecnología y la trashumancia de ganado, y a partir del siglo VIII a.n.e. la penetración de novedades tecnológicas y económicas procedentes de la costa mediterránea.

Entre los poblados del Bronce Final siguen destacando algunos asentamientos de mayor tamaño, y en el área suroeste de Los Alcores hay que señalar de nuevo el poblado de la Mesa de Gandul. Durante esta época se produce la fortificación de la Mesa, con una muralla de piedra que todavía puede verse en algunos puntos.

A partir del siglo VIII a.n.e. el contacto con los comerciantes y colonos agrícolas fenicios posibilita el surgimiento de pequeñas "ciudades - estado", que los historiadores griegos denominaron "Tartessos". Se trata de un mundo basado en la explotación de los recursos mineros, ganaderos y agrícolas, y el intercambio de estas materias primas por manufacturas mediterráneas. Un comercio que favorece a algunos grupos sociales, cuyo control político y militar se traduce en el auge de algunos poblados y en la construcción de tumbas principescas.

El Bronce Final y la Edad del Hierro
“Marfil del guerrero”, pieza de origen fenicio hallada en uno de los enterramientos “principescos” de Bencarrón

En Gandul y Bencarrón se localizan algunos enterramientos principescos, así como una extensa zona funeraria que nos habla de este período en el que los indígenas tartésicos convivirían con comerciantes y colonos agrícolas de origen mediterráneo.

A partir del siglo VI a.n.e., el fin de los contactos comerciales con el oriente mediterráneo vuelve a la sociedad tartésica hacia sus recursos internos (agrícolas y ganaderos). Es la época turdetana en el bajo Guadalquivir (ss. VI-III a.n.e.), con yacimientos de cierta importancia en el área de Alcalá, como Gandul, Marchenilla o el Cerro del Castillo, que vuelve a poblarse en estos momentos. Este período finaliza con una creciente presencia cartaginesa en el sur de la Península Ibérica, plasmada en el control militar que desemboca en la II Guerra Púnica (219 - 201 a.n.e.). La presencia cartaginesa en el área alcalareña suele señalarse para el poblado de Gandul, a través de la presencia de un tesorillo de monedas cartaginesas hallado en el yacimiento.

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