Pasear por las calles de Alcalá es descubrir elementos singulares frente a los que merece la pena detenerse. Hay rincones plenos de encanto y casas singulares que dan personalidad al entramado urbano.
Entre esos inmuebles hay que situar en lugar destacado el legado de los años 20 del siglo pasado. El proceso de modernización vivido por el municipio en ese periodo dejó un interesante conjunto de inmuebles de estilo regionalista y cuya autoría corresponde en muchos casos al arquitecto Juan de Talavera. Es el caso de los colegios Pedro Gutiérrez y Cervantes, la antigua comisaría de Policía Nacional, el Matadero (hoy Casa de la Cultura) o el Hotel Oromana.
También hay que detenerse frente a las viviendas de la Cuesta del Águila, la Casa Ybarra, Villa San José o Villa Esperanza. En un enclave privilegiado, con hermosas vistas sobre Oromana, son el testimonio histórico de la costumbre de las familias adineradas de Sevilla de veranear en Alcalá. Y para sentir la vigencia de la historia habrá que cruzar el Puente Romano sobre el Guadaíra y entrar en la ciudad bajo el arco del Puente de Jesús Nazareno, construido para que pasara el ferrocarril.