La población de Alcalá supera los 75.000 habitantes y sigue una línea de crecimiento constante durante prácticamente todo el siglo pasado y el actual. El ritmo de crecimiento de población es aproximadamente de ocho nuevos habitantes cada día. Ello es debido tanto a los altos índices de natalidad que se registran como a la llegada de nuevos habitantes procedentes sobre todo del entorno metropolitano de Sevilla. Las cifras de población convierten a Alcalá en la tercera ciudad en volumen de población de Sevilla, detrás de la capital y de Dos Hermanas.
La media de edad de la población es de 35,6 años, más joven que la del entorno que se sitúa en 36,9 años. Esta singularidad es fruto del elevado número de personas con edades entre 0 y 14 años. De cada cien habitantes, 17,7 están en este tramo de edad. El 23,04% tiene menos de 20 años. Por encima de los 65 años se sitúa el 11,12% de los habitantes.
El término municipal tiene una extensión de 29.000 hectáreas. Se trata de un término extenso, uno de los más grandes de la provincia de Sevilla. Está situado en el Valle del Guadalquivir al norte del río grande de Andalucía y surcado por el río Guadaíra.
En su zona situada más al sur está próximo a las primeras estribaciones de la Sierra Sur de Sevilla, que comienza a elevarse sobre el relieve del valle en el vecino municipio de Morón.
El Municipio de Alcalá de Guadaíra está situado a 10 kilómetros al sureste de Sevilla y se encuentra a 48 metros de altitud sobre el nivel del mar. Limita al norte con Sevilla y Carmona, al noroeste con Mairena del Alcor, al este con Carmona y Arahal, al sur con Utrera, los Molares y los Palacios y el oeste con Dos Hermanas.
Las temperaturas medias anuales máxima y mínima son de 24’7º C y 11’2º C, respectivamente. El clima es seco y son abundantes los días de sol a lo largo del año. En invierno el clima es suave y en verano registra temperaturas elevadas que superan los 40 grados. El mes más cálido es agosto y el más frío enero.
La abundancia de empresas en el municipio lo convierte en uno de los más destacados en este sentido de Andalucía. Ello le da personalidad y rasgos propios al municipio donde la cultura emprendedora tiene una fuerza singular y origina altos índices de creación de nuevas iniciativas empresariales. En conjunto existen alrededor de 5.000 empresas. De ellas 3.000 se ubican en los polígonos industriales y el resto en el casco histórico.
La ciudad cuenta con una red de espacios verdes que supera de forma considerable la media del entorno, de forma que resulta un lugar muy interesante para los amantes de la naturaleza. El río Guadaíra atraviesa el casco urbano, pero ha generado en sus orillas hermosos parajes que se han mantenido sin urbanizar. Todos los alrededores del río se han acondicionado como parques que pueden recorrerse con facilidad y que están cargados de una vegetación exuberante.
Es un interesante ejemplo de bosque en galería del que existen pocos restos en Andalucía. Algo más hacia el interior y muy cerca del casco urbano está el pinar de Oromana, un bosque de pinos mediterráneos muy hermoso. El entramado de la ciudad también se encuentra salpicado de zonas verdes de forma abundante en forma de parques como los de Rabesa, Parque Centro o Blas Infante.
Con este nombre muchas personas mayores del entorno conocen a Alcalá. Este fue el apelativo que ganaron para la ciudad los panaderos que durante muchos años abastecieron a Sevilla de este alimento. El pan fue la principal industria de la localidad durante muchos años y de sus tahonas salieron las piezas de pan que alcanzaron fama en toda España por su calidad. Además de producir el pan, era necesario llevarlo a Sevilla. Se hacía primero en mulos y posteriormente en tren, generando un tipo de pan característico que forma parte de la idiosincrasia local. El pan es el producto por excelencia de la localidad y es conocido y reconocido por su calidad.
A Alcalá se la conoce como la ciudad de los paisajes. Quien la visite y la recorra sabrá bien el motivo. La singular orografía del municipio salpicada de cerros bajo los que discurre el río Guadaíra crea perspectivas singulares y espacios elevados que se convierten en miradores sobre la ciudad. Lo que desde siempre fue motivo de orgullo para los alcalareños fue descubierto por los pintores sevillanos de principios del siglo pasado, que crearon la escuela paisajística sevillana y que tuvieron a Alcalá como motivo de inspiración y fuente de estampas para plasmar en sus lienzos. Por ello la vinculación de Alcalá con la pintura y en particular con la temática paisajística ha sido y es muy intensa.
La riqueza de la historia de Alcalá se remonta hasta tiempos prehistóricos. Su suelo ha sido ocupado por diversos pueblos desde entonces de forma ininterrumpida. Los primeros alcalareños pudieron habitar este suelo hace 400.000 años. En Gandul tomó forma un asentamiento humano en época Calcolítica que supone la primera ocupación humana consolidada en el territorio. En este lugar vivieron los alcalareños hasta época romana configurando una ciudad y un conjunto de villas a su alrededor que se ocupaba de explotar las ricas tierras de alrededor.
A lo largo de la Edad Media, los habitantes de la zona se centralizan en el Castillo. Primero los musulmanes y luego los cristianos fortifican el cerro para habitarlo con seguridad y para convertirlo en baluarte defensivo de Sevilla. Con la pacificación del territorio, los alcalareños comienzan a habitar la llanura bajando progresivamente del cerro para ocupar el actual casco urbano. La ciudad vive vinculada al mundo rural hasta que se incorpora como pionera en Andalucía a la industrialización en los sectores de la aceituna y la panadería primero y luego diversificando su oferta hasta configurar la realidad actual y convertirse en una pujante ciudad del área metropolitana de Sevilla.